Para mantener sana la fibra capilar el uso del acondicionador debe ser diario, pero en cambio, la mascarilla sólo deberá usarse una media de una o dos veces por semana ya que además de poseer las cualidades del acondicionador, también consigue fortalecer el brillo y la suavidad del cabello acelerando el proceso y siendo, por tanto, un producto más fuerte.

Una vez que el pelo está lavado y el acondicionador ya ha sido retirado del cabello, es importante retirar la humedad con una toalla y dar paso a la mascarilla.

Tanto el acondicionador como la mascarilla requieren los mismos cuidados en el proceso de aplique. Si tu cuero cabelludo es graso y las raíces también, deberás aplicarlos desde la mitad del pelo hacia sus puntas. Mejor aún si lo haces en el proceso inverso, para alimentar de suficiente cantidad a parte inferior del pelo que suelen ser, por lo general, la zona que más se estropea.

También para un mayor cuidado y, especialmente si tu cuero cabelludo es seco, deberás usar un champú exfoliante antes del champú, del acondicionador y de la mascarilla para apartar cualquier resto de piel sobrante (escamas) y así poder conseguir un resultado más óptimo de hidratación.

Una buena mascarilla actúa rápidamente. Si un champú lo hace al instante y el acondicionador en aproximadamente un minuto, la mascarilla en cambio necesita un tiempo de reposo para nutrir el cabello, pero nunca debe dejarse sobre el pelo menos de 3 minutos ni más de 15 minutos ya que puede alterar el pigmento del color y transformarlo en otros que parezcan más artificiales.

Usarla durante toda la noche, además, puede conseguir ensuciar el pelo.